miércoles, 10 de noviembre de 2010

Dios absurdo

Estoy esperando en un pedazo de nada, rodeado de cometas obtusos, simulando que los miro, como un Dios absurdo, observo el vacío y todas sus nimiedades. Arrogante en la soledad que se va nutriendo conmigo.
Busco un fenómeno para poder otra vez olvidarlo, y seguir así esperando algo que nunca viene. Serás un pequeño instrumento, tan pequeño que ya nadie habrá que pueda tocarlo, sonará una nota alguna vez y se apagará en el espacio. ¿Existió alguna vez aquel sonido?. En la eterna estrella andará rodando.
Yo escucho como explotan en mis oidos, siento que perforan mis tímpanos como asteroides y me hacen enfurecer, me tengo que desvelar escuchando tus malditos llantos. ahogados llantos de desconsuelo que me enferman y me hacen dividir un pensamiento, entre la piedad y el destino. ¿la piedad o el destino?.
Pienso en los cráteres de mi barbilla, en la rojiza calva de mi gran nariz, la panza sublime y llena, cuando me interrumpes con tus lamentos tan innecesarios. Ojalá siguieras callado, así cuento otro conjunto de estrellas para soplarlas y hacer con ellas una barba, miles de ellas, una barba de estrellas.
Pero ya ves que no tengo tiempo ni para ordenar una vida que ya tengo que desordenar otra, y después las vuelvo a apilar solo para que se caigan.
Tengo que hacer tapones de distintas capas todos los días para no tener jaqueca, y pegarlos en mis orejas.
Te juro que a veces necesito meterme incluso algunos planetas.

A pesar de lo accesible que parezco estoy tan lejos. Distraído con un sueño que nunca se concreta, a veces ni siquiera duermo para no tener otra idea, porque son tantas que me abruman.
¿Me dejan solo, por favor?
No necesito que me amen con esa intensidad inútil. ¿Adorarme? ¿Para qué diablos quiero yo la adoración si no tengo sed, o la grandeza de un poeta o la hermosura de un flor?.
No, mejor ni me busquen; estar atado o estar libre, ¿acaso ven la diferencia?
Saberlo todo o permanecer en la ignorancia, todo es parte de un sutil llamado producido para llenarles de sangre las arterias, viles animales.
Que sin estas cuestiones serían carne putrefacta, que sin la fruta madura no hay semillas que seguir sembrando.
Hace tiempo que vengo pensando en irme, demasiado tiempo. Pero cuando estoy por hacerlo me ocupa la mente algo nuevo, el infinito creador de materia que se va desplayando y luego es una serie de intentos fallidos para concretarlos. Siempre algo queda que perfeccionar o agregar, escapar es imposible ante la falta de tantos detalles. No soporto dejarlas a media.
Poco a poco entonces voy perdiendo interés, pero de nuevo nace mi obsesión y me arrastra a mas deseos, imaginar algo que en armonía quede con lo ya pensado.
Cualquiera diría que mi ego es lo mas abismal de mi persona, pero la verdad no me importa ya ni tener la razón, o que me confundan con otro, o que me maten mil veces de mil maneras distintas, ni que crean en mi.
Estoy entre los inmóviles rostros, sentado en la nada, ocupado. Siempre ocupado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario